sábado, 4 de septiembre de 2010

La hoja en blanco

Siempre tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible.
Muchas veces tuve ganas de subir por ese sendero difícil y desde la cima gritar. Gritar
Cuando veo las nubes blancas en un cielo celeste pienso seriamente en comprarme una bicicleta y salir a rodar por la ciudad. Descubrir otras calles, perderme en otros rostros, pasear en otras miradas.
A veces no puedo conciliar el sueño, doy vueltas en la cama como si mi cuerpo fuera una camisa de fuerza que me tiene presa. Hago fuerza para salir pero no puedo, solo logro dormirme.
No puedo sostenerte la mirada por más de un minuto, suelo sonrojarme como una niña frente a un gran público, sin embargo el único público sos vos.
Quisiera no sentirme en este estado.
Tan débil y tan ansiosa  a la vez.
Tan insegura, tan infantil
¿Suspiros? Si, de vez en cuando algunos se me escapan pero soy muy buena disimulando esos arrebatos de mi alma. (shfff es un secreto)
Puedo disimular, no se hasta cuando, no se hasta donde.
Hoy no  me duele mostrarme como una hoja en blanco.

Esas cosas no existen, decía una anciana de mi infancia y murió sin conocer al verdadero amor, su último hilo de vida fue un suspiro. Aún la recuerdo con tanta nitidez. Toda vestida de negro. Toda pálida de muerte.
No suelo pensarte como me gustaría, pero te pareces a ese primer libro que leí.
Una especie de sorpresa literaria que con los días me gustaría entender el final.
Una especie de best-seller solo a mi disposición pero que miro de reojo y desde lejos.
Siempre tratando de hacer las cosas de la mejor manera posible pero nunca lo logro.

by Pato Avendaño

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